Los cabos primero Lucas Gómez y Javier Alarcón, de la policía de Córdoba, fueron hallados culpables de homicidio calificado y tentativa de homicidio calificado.
Los dos policías acusados de disparar y matar a Blas Correas fueron condenados este viernes a prisión perpetua, tras un juicio por jurados que los encontró culpables del delito de “homicidio calificado”.
Por unanimidad, la pena recayó sobre los cabos primero Lucas Gómez y Javier Alarcón, a quienes también le atribuyeron la tentativa de homicidio calificado de los cuatro amigos que iban junto al adolescente de 17 años que fue asesinado.
Además, el tribunal condenó a otros nueve policías por distintas responsabilidades en el hecho, como «encubrimiento, falso testimonio y omisión de los deberes de funcionario público», y declaró al joven asesinado y a sus amigos «víctimas de violencia institucional».
El tribunal técnico absolvió a otros dos de los policías que llegaron a debate.
Cuándo y cómo fue asesinado Blas Correas
El hecho ocurrió la madrugada del 6 de agosto del 2020, cuando Juan Cruz Camerano Echevarría (20) conducía un Fiat Argo blanco, junto a cuatro amigos y compañeros de colegio: Valentín Blas Correas, Camila Toci, Cristóbal Bocco Camerano y Mateo Natali, ahora mayores de edad pero que al momento del hecho tenían 17 años.
Cuando circulaban en la zona de avenida Vélez Sarsfield y Romagosa, del barrio Colinas, en el sur de Córdoba capital, se había montado un control policial de prevención en donde los efectivos hicieron señas al conductor para que aminore la velocidad, pero al acercarse al puesto de seguridad decidió acelerar y continuó la marcha.
El expediente detalla que el cabo primero Gómez (37), «con intención de matarlos», efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria contra el automóvil, en tanto su compañero el cabo primero Alarcón (33), «en acuerdo tácito (con Gómez) y aportando al plan común de dar muerte a los ocupantes del vehículo», también efectuó dos disparos «a sabiendas que no había justificación legal para ello».
Las pericias determinaron que uno de los cuatro disparos efectuados por el suboficial Gómez impactó sobre la zona de la escápula derecha de Correas, que le ocasionó lesiones en el lóbulo inferior del pulmón derecho, la vena cava inferior y el ventrículo derecho, determinándose que la causa eficiente de la muerte fue por traumatismo de tórax causada por el proyectil.
Los demás ocupantes no sufrieron heridas, pero uno de los disparos traspasó el apoyacabeza y la capucha del adolescente Bocco Camerano, a milímetros de su cráneo.
Posteriormente, y con el objetivo de simular un enfrentamiento con un grupo armado, los policías ‘plantaron’ un arma en las cercanías donde había ocurrido la balacera.
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